miércoles, 11 de diciembre de 2019

La Biografía de Francesco Sforza, III: Un Duque Condotiero.

El año 1450 el condottiero Francesco Sforza, veterano soldado y marido de la legítima sucesora de Filippo María Visconti, era nombrado y aclamado duque por la población de Milán. Sin embargo, no era el único pretendiente a su recién conquistado asiento ducal: Sforza se encontraba ahora con las reivindicaciones de nada menos que el rey de Francia, motivado por un matrimonio del siglo pasado entre Valentina Visconti y Carlos de Valois, y el rey Alfonso de Aragón, quien por aquel entonces había terminado su larga conquista del reino de Nápoles. La situación se complicaba por el llamativo silencio del emperador alemán, nominal señor de las tierras italianas, el cual no hizo nada por confirmar el puesto de duque de Sforza, una situación que duraría hasta el reinado de Ludovico Sforza “El Moro”, en el siglo siguiente.

Papa Nicolás II, por Pedro Pablo Rubens.
Wikimedia Commons 
Enfrentado con este preocupante escenario, Sforza resolvió que el único camino adelante era crear su propia red de reconocimiento de su poder. El primer paso fue ganarse el apoyo del Pontificado: a través de un indulto, el Papa Nicolás V legitimaba al antiguo condottiero señalando que Francesco era duque de Milán nada menos que por decisión divina.

El siguiente paso fue conseguir la aceptación de los demás poderes italianos: la legitimidad interestatal. Para ello Sforza usaría el temor a la guerra y la necesidad de paz a su ventaja: la firma de la paz de Lodi con Venecia en 1454, acuerdo que petrificaba las fronteras orientales del ducado milanés, fue el inicio de la pacificación generalizada de la Península, estableciendo acuerdos con el reino de Nápoles, el Pontificado, Florencia y a Ferrara. Todo ello llevaría a la creación, en 1455, de la Liga Itálica. La Liga Itálica reconocía la imposibilidad de unificación peninsular y la necesidad de cesar las continuas guerras de los últimos decenios.

Servía, además, para consolidar la posición de Francesco Sforza, ahora un punto fundamental de una liga inter-estatal dedicada a la estabilidad. Por supuesto, para ello resulta fundamental la estrecha comunicación entre las diversas potencias, he ahí la aparición del embajador residente, figura clave para las intensas relaciones diplomáticas llevadas a cabo entre las diferentes fuerzas. En este nuevo mundo que Sforza ayudó crear, de nuevo se erigiría como un poder importante, teniendo a su cargo una de las más eficientes redes de espías de la Península.

Tras la conquista de Milán y el establecimiento de la Liga Italiana, Francesco se dedicaría a fomentar su política interna, para ello dedicando considerable esfuerzo a la construcción de un palacio-fortaleza, el Castello Sforezco. Francesco no sería el gran mecenas que varios de sus sucesores sí fueron, pero sí estableció las bases de que permitirían a estos dedicarse a la política cultural.

Francesco, primer duque Sforza de Milán, moriría en 1466 tras padecer varios años de edema y de la gota. A su muerte su amplio legado pasó a pertenecer a su hijo Galeazzo Maria Sforza, el segundo eslabón de una dinastía que duraría hasta 1535.

La importancia de Francesco en la historia del Bajo Medievo-Renacimiento italiano es considerable. Pertenece plenamente a la última fase de desarrollo del fenómeno histórico de los condottiero. No fue el primero en acabar con un extenso patrimonio; tras la muerte de Gian Galeazzo Visconti en 1402, sus condottieri se repartieron despiadadamente su territorio, creándose pequeños feudos personales, a veces de hasta varias ciudades. Pero ninguno llegó al grado de Francesco Sforza, quien no solo conquistó el más extenso territorio, nada menos que el Gran Ducado de Milán, sino que fue el único en crear una dinastía que sobreviviese su muerte. Lo remarcable, por tanto, es el grado del triunfo de Sforza, la escala de su victoria. Por otro lado, al contribuir Sforza tanto en la creación de la Liga Itálica, con el interés de reforzar su posición ducal, ayudó a la estabilización de la Península Italiana durante la segunda mitad de siglo y a cerrar la puerta para que otros condottieri pudiesen beneficiarse de las guerras y erigirse con el poder como Sforza.

Así es como Francesco Sforza, además de ser el condottiero más exitoso, fue quien sellaría el destino final de las compañías de mercenarios italianos.

Retrto de Francesco Sforza,
por Bonifacio Bembo, c. 1460.
Wikimedia Commons

REFERENCIAS:
Gamberini, A. (2012): “Francesco Sforza. Un condotiero de éxito”, Desperta Ferro. Antigua y medieval, No. 16, 46-51.

Ilardi, V. (1959): “The Italian League, Francesco Sforza, and Charles VII (1454-1461)”, Studies in the Rennaisance, Vol. 6., 129-166

Menniti Ippolito, A. (1998): Dizionario Biografico degli Italiani, Vol. 50. Disponible en: http://www.treccani.it/enciclopedia/francesco-i-sforza-duca-di-milano_%28Dizionario-Biografico%29/

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