El Norte de Italia en el Siglo XV: Otra Visión General.

Mapa Italia circa 1494. De LCHistoria.
El caso del Norte de Italia en el contexto general del siglo XV es paradigmático a la vez que anómalo. Es una región que, debido a su lejanía con respecto al Sacro Imperio, se había configurado políticamente en base a la ciudad-estado. Un proceso lento iniciado ya en los siglos XII-XIII, las ciudades del Norte de Italia desarrollaron su autonomía conforme creció asimismo el poder del colectivo, del pueblo (Popolo). Estas ciudades, aumentada su independencia y su autonomía, contando con un sistema propio de funcionarios elegidos por voto, pasaron a implementar su poder en el ámbito rural, creando los famosos mini-estados dependientes de las ciudades que tanto conocemos.  

Matteo I Visconti,
Wikipedia
Siento la necesidad, aun así, de recordar una vez más, la lentitud de este proceso evolutivo medido en siglos que llevó al desarrollo de numerosas repúblicas de las cuales las más importantes serían Florencia y Venecia, que llegarían como tal al siglo XV. La mayoría de estas primeras repúblicas pasaron a ser dominados por familias aristocráticas, como en el caso del Gran Ducado de Milán, un caso ejemplar. El primero de los Visconti, la dinastía ducal de la ciudad previa a los Sforza, Matteo Visconti, se alzó en 1311 con la posición de capitono del popolo y tuvo la ciudad entera bajo su influencia, pasando a sus descendientes sus títulos e influencia, que serían aumentados y expandidos hasta llegar al título de duque.

Este mundo de ciudades-estado fue el escenario perfecto para lo que pasaría a llamarse Humanismo. Llamado studia humanitatis en su época, era el “apasionado estudio de todo lo que se refiere el espíritu humano en su utilidad”, un anhelo por el conocimiento y la cultura, basado a su vez en la admiración por el mundo grecorromano. Sus primeros focos de desarrollo fueron Florencia y Venecia, siendo el Humanismo una causa natural de las necesidades de unas élites urbana y enriquecida, supliendo las necesidades de privilegio y elitismo de estos grupos sociales que utilizaban su conocimiento como motivo de distinción. He ahí la exaltación de la producción intelectual frente a la producción artesana o material, que en el plano político-militar quedaría reflejada en su utilización de los condottieri.

Lorenzo Valla, gran
humanista del S. XV.
Wikipedia
Otros elementos que propulsaron el Humanismo fueron, por un lado, el alto desarrollo de la industria de libros, que facilitaba la transmisión de ideas y la circulación de cultura. Por otro lado, fue también favorecido por el elevado número de estados italianos existentes en el norte de Italia, estimados en más de doscientos. Esto estimuló el Humanismo en cuanto éste facilitaba y expandía la educación de los individuos que se unirían a los números de funcionarios de estas ciudades-estado cada vez más burocratizadas.

Y por último, el mecenazgo. El apoyo dado a las investigaciones científicas, culturales y artísticas servía a las élites, fuesen más o menos urbanas o militares, servía la necesidad de legitimación y exaltación del poder típica de estos grupos sociales, que se apoyaban de manera significante en las representaciones artísticas de los que pasaría a llamarse el Quattrocento y el Renacimiento.

Es así que el ambiente italiano pudiese generar tanto a Leonardo da Vinci como a Francesco Sforza; los dos servían las necesidades de las estructuras sociales y políticas del Norte Italiano del siglo XV. Uno servía para justificar el poder de las élites urbanas y civiles que se veían como portadoras de la civilización y la cultura. El otro servía directamente las pretensiones políticas y militares de aquellos nobles civiles al luchar sus guerras.

Santa Maria Novella, Florencia, Leon Battista Alberti. Wikipedia
El Humanismo, a finales de siglo, siguiendo las rutas comerciales entre los focos mercantiles, se extendería al resto de las aristocracias y élites europeas, generando las bases del Renacimiento europeo, haciendo de Italia el centro cultural e intelectual de toda Europa. Sin embargo, el propio ambiente fragmentado del Norte italiano, con su miríada de ciudades-estado, así como su dependencia en soldados mercenarios, haría que fuesen vulnerables ante ataques provenientes de otras potencias europeas; de hecho, ante el temor de un ataque francés, Francesco I Sforza plantearía la Paz de Lodi en 1454 y la creación de la Liga Italiana, con tal de detener las guerras y formar un frente único.

Sin embargo, no fue suficiente, y a finales del siglo XV llegarían los franceses a tierras italianas, los primeros en una larga lista de potencias extranjeras que harían del Norte italiano su campo de batalla en décadas venideras, hasta bien entrado el siglo XVI.

REFERENCIAS:

Aguadé Nieto, S. (2002): “El Humanismo”, en Álvarez-Palenzuela, V. A. (coord.), Historia Universal de la Edad Media, Ariel, Barcelona.


Falcón Pérez, I. (2002): “Los Estados italianos en la Baja Edad Media”, en Álvarez-Palenzuela, V. A. (coord.), Historia Universal de la Edad Media, Ariel, Barcelona.

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