viernes, 27 de diciembre de 2019

Experimentos con Genopro

Hace relativamente poco conocí la existencia de un programa descargable llamada GenoPro. Una más de la miríada de opciones existentes online al servicio del geneálogo, GenoPro destaca por la facilidad de su uso, la sencillez de su formato (que con árboles genealógicos es siempre muy importante), y por un uso limitado gratis. Pobre estudiante que es vuestro autor, naturalmente este último punto cobró gran relevancia. 

Es muy útil, para las obvias razones familiares personales, pero también desde un punto de vista de la investigación. Con frecuencia la investigación concerniendo figuras aristocráticas o nobiliarias se encuentra inevitablemente con una vasta cantidad de nombres pertenecientes a todo tipo de parientes, mencionados acorde a la utilidad del momento. Y naturalmente, un estudio biográfico o general sobre las relaciones sociales de estos grupos necesitará conocer las relaciones entre los diferentes nombres proporcionados. 
Árbol Genealógico de  los descendientes de Salvador Navarro el Viejo,
Archivo General Región de Murcia
¿Y qué mejor manera de organizar y plasmar los resultados que en un árbol genealógico? GenoPro te permite realizarlo en el ordenador, y también permite rellenar todo tipo de información sobre cada individuo en concreto: oficios, afiliaciones, educación, contactos, imágenes, etc. Permite recoger en un solo lugar una impresionante cantidad de información, lo cual francamente es de valor inestimable para un investigador. 

Dicho todo esto, me planteé realizar el árbol genealógico del protagonista de este blog, Francesco Sforza, centrándome sobre todo en recoger la ascendencia y descendencia directa de Francesco y las figuras más importantes relacionadas con el título del ducado de Milán. Aquí está, aún en Genopro:


Mirando la parte superior de la imagen, podemos todas las opciones de posibles relaciones que oferta GenoPro, desde opciones de relación (las líneas tachadas) que van de divorciado, extrañado o separado,a una amplia selección de colores para mejor contrastar y resaltar los individuos que queramos. El árbol genealógico aquí realizado es una muestra muy sencilla de las posibilidades del programa. Oficialmente aseguro que es por no abrumar al lector, pero, siendo sincero, se debe a que yo también soy un novato. Aun así, partiendo de GenoPro, realicé el siguiente árbol genealógico, que también muestra el orden de sucesión de los duques Sforza de Milán:


Por último, ya que estamos de espíritu familiar, os recomiendo que le echéis un vistazo al blog elaborado por un compañero mío sobre el segundo hijo de nuestro Francesco Sforza y de los grandes mecenas de Renacimiento: Ludovico Sforza. Espero que os guste.

Y con esto termino esta entrada, continuando mi tendencia de aprender nuevas herramientas online aplicables a la Historia y apresurarme aquí a enseñaros a vosotros lo que he hecho cual niño de prescolar enseñando a sus padres su primer (y horrible) intento de pintura. Espero que os haya servido.

lunes, 16 de diciembre de 2019

Buscando Información Online: Parte II.

Un saludo a todos, vamos a continuar con lo prometido en la Parte I de cómo encontrar información en Internet. Me temo que si los lectores encuentran esta segunda parte decepcionante, pido disculpas, pero nunca tuve la intención de hacer de esta segunda parte un rival de El Padrino, Parte II.

Volviendo al tema, para demostraros que es verdad lo que os he comentado, me encargaré de mostrar y comentar algunos textos relevantes al tema de Francesco Sforza encontrados en las bases de datos y colecciones antes mencionadas.

Empezando por Dialnet, el artículo seleccionado es Navarro Espinach, G. (2000): “El Ducado de Milán y los Reinos de España en Tiempos de los Sforza (1450-1535)”, Historia. Instituciones. Documentos, No. 27, 155-182. Ejemplifica el funcionamiento de Dialnet, al ser un artículo escrita por una española, publicada en español y en España. el tema que trata, un estado de la cuestión de la relación entre Milán y los reinos peninsulares, es un tema poco tratado, tal como comenta la autora. Este es un punto a tener en cuenta siempre con Dialnet: pese a su gran eficiencia, al ser un producto español al servicio de esta lengua, no siempre tratará temas ajenos al mundo hispano-hablante con tanto detalle.

Siguiente tenemos un ejemplo de artículo de JSTOR: Ilardi, V. (1959): “The Italian League, Francesco Sforza, and Charles VII (1454-1461)”, Studies in the Renaissance, Vol. 6, 129-166. Escrito en el seno de la Universidad de Cambridge por un italiano, es una clara muestra del carácter internacional y expansivo de JSTOR, recopiladora de fuentes de una enorme diversidad y variedad a nivel global. Tal como señala, es un estudio del papel de Francesco Sforza en la creación de la enormemente influyente Liga Italiana. Su calidad es innegable, siendo un documento de una revista de Cambridge, hecho asimismo reforzado por la fecha en que fue creado: no todas las instituciones se pueden permitir la digitalización de artículos que, como en este caso, fueron escritas en el seno del siglo pasado.

Por último, os voy a mostrar cómo se pueden usar tanto Google Books como Archive.org con el ejemplo del siguiente libro: Ady, C. M. (1907) A History of Milán under the Sforza, Methuen and Co: Estados Unidos. La primera vez que me percaté de la existencia de este libro fue al buscar en Google Books el criterio de Francesco Sforza, ante lo cual me apareció este libro. Naturalmente, como suele ser el caso, no se podía descargar: sin embargo, al ver la fecha decidí buscar al mismo libro en Archive.org. Como recordaréis, Archive.org es una vasta colección de documentos provenientes de toda una serie de repositorios digitales. Y en efecto, este libro de Ady aparecía, en su versión digitalizada de libre acceso.

Y con esto acaba nuestro breve paseo por los métodos de búsqueda de información en las nuevas tecnologías de este siglo. Hemos visto los grandes repositorios de producción académica tanto a nivel internacional en JSTOR, como a un nivel más regional-nacional en el caso de Dialnet. Sin embargo, y un punto que a mí personalmente siempre me ha provocado placer, a través de colecciones como Archive.org se puede acceder a libros y textos que hacía ya largo tiempo que no se imprimen, como el caso de Ady, cuya digitalización ha favorecido la preservación de nuestro patrimonio documental.

Espero que les hayan servido estas dos entradas, para acercaros, aunque sea poco, a cómo y dónde buscar información histórica en Internet.  

viernes, 13 de diciembre de 2019

Buscando Información Online. Parte I.

Resulta claro, llegado este punto, que este es un blog dedicado a la historia. Y si no se ha dado cuenta… lo es. Pero no solo tratamos el fascinante tema que es la vida de Francesco Sforza y el mundo en el que vivió, ni nada menos; este blog también tiene el propósito de presentar al público general cómo se lleva a cabo la historia en el mundo contemporáneo, y cómo las nuevas tecnologías pueden emplearse al servicio de la investigación, divulgación y difusión histórica.

Hoy toca hablar de esta segunda parte. Y siendo más precisos, nos toca hablar de la investigación en línea. ¿Cómo y con qué recursos puede elaborarse ciencia histórica, en línea?

Soy un alumno universitario. Lo cual significa que técnicamente no puedo usar Wikipedia, blogs como éste son motivo de desconfianza y tengo que complicarme la vida enormemente para poder hablar con autoridad de aquello queme toque. Ahora bien, si no podemos usar nuestra Santa Sede in Información, Wikipedia, ¿qué recursos tenemos? Dialnet, JSTOR, Europeana, Archive.org, Google Books; con estas cinco entidades podrás encontrarte con más información de la que realmente sabría manejar, auténticos pozos sin fin de información.
Imagen de entrada de Dialnet.

Ahora bien, cada uno es diferente, y cada uno obedece sus propias dinámicas. Dialnet es un repositorio digital eminentemente español, de hecho fue creada por la Universidad de Rioja, donde se pueden encontrar artículos, capítulos de libros, tesis y libros que hayan sido depositados, proporcionando además la opción de modificar la búsqueda como se quiera. Uno de los puntos más importantes, por supuesto, es el que puedas descargarte textos completos, aunque no todas lo son.

Imagen de entrada de JSTOR.
JSTOR, por su parte, cumple los mismos propósitos que Dialnet, pero de un nivel mundial, aunque con un enfoque claramente anglófono. Contiene más y diferentes tipos de información, como panfletos, reseñas o lo que misteriosamente llaman miscellanea; y hay una enorme variedad de materias y submaterias de las cuales elegir. Eso sí, una queja personal de JSTOR; no son muy quisquillosos en cuanto a la edad del documento que te recomiendan, pudiendo darte uno de 2019 o bien de 1946 uno detrás del otro. Por eso es importante establecer el marco temporal.

Imagen de entrada de Eurpeana.
Por otro lado nos encontramos con Europeana y Archive.org, que siguen una dinámica propia. En vez de la presentación de textos científicos como Dialnet y JSTOR, éstos dos son más bien colecciones de imágenes, textos o periódicos de gran antigüedad, entre muchas otras cosas. Archive.org es una biblioteca digital de enorme escala, que se esfuerza por recopilar la máxima cantidad de documentos e imágenes posibles. Europeana, por su parte realiza una similar función, pero más circunscrito al ámbito europeo. Si quieres encontrar un libro del siglo XIX o XVIII, fotografías antiguas, o grabados y representaciones de arte, aquí es donde debes buscar.

Imagen de entrada de Archive.org.
Por último, vamos a mencionar Google Books, que sinceramente te lo dice todo ya. Es donde puedes encontrar libros, revistas o periódicos publicados de cualquier tema que busques, en un marco temporal muy general: siglo XIX, siglo XX o siglo XXI. No es tan fácil descargar los documentos en Google Books, por no decir imposible; pero sí que es una fuente útil para orientarte y saber qué se ha escrito de un tema en particular.

Imagen de entrada de Google Books.
De acuerdo, ahora sabemos dónde buscar y qué nos podemos esperar. En la siguiente entrada, Parte II, os presentaré ejemplos de algunos documentos encontrados en estas bases de datos y colecciones, así como un breve comentario personal.

¡Hasta entonces!

miércoles, 11 de diciembre de 2019

La Biografía de Francesco Sforza, III: Un Duque Condotiero.

El año 1450 el condottiero Francesco Sforza, veterano soldado y marido de la legítima sucesora de Filippo María Visconti, era nombrado y aclamado duque por la población de Milán. Sin embargo, no era el único pretendiente a su recién conquistado asiento ducal: Sforza se encontraba ahora con las reivindicaciones de nada menos que el rey de Francia, motivado por un matrimonio del siglo pasado entre Valentina Visconti y Carlos de Valois, y el rey Alfonso de Aragón, quien por aquel entonces había terminado su larga conquista del reino de Nápoles. La situación se complicaba por el llamativo silencio del emperador alemán, nominal señor de las tierras italianas, el cual no hizo nada por confirmar el puesto de duque de Sforza, una situación que duraría hasta el reinado de Ludovico Sforza “El Moro”, en el siglo siguiente.

Papa Nicolás II, por Pedro Pablo Rubens.
Wikimedia Commons 
Enfrentado con este preocupante escenario, Sforza resolvió que el único camino adelante era crear su propia red de reconocimiento de su poder. El primer paso fue ganarse el apoyo del Pontificado: a través de un indulto, el Papa Nicolás V legitimaba al antiguo condottiero señalando que Francesco era duque de Milán nada menos que por decisión divina.

El siguiente paso fue conseguir la aceptación de los demás poderes italianos: la legitimidad interestatal. Para ello Sforza usaría el temor a la guerra y la necesidad de paz a su ventaja: la firma de la paz de Lodi con Venecia en 1454, acuerdo que petrificaba las fronteras orientales del ducado milanés, fue el inicio de la pacificación generalizada de la Península, estableciendo acuerdos con el reino de Nápoles, el Pontificado, Florencia y a Ferrara. Todo ello llevaría a la creación, en 1455, de la Liga Itálica. La Liga Itálica reconocía la imposibilidad de unificación peninsular y la necesidad de cesar las continuas guerras de los últimos decenios.

Servía, además, para consolidar la posición de Francesco Sforza, ahora un punto fundamental de una liga inter-estatal dedicada a la estabilidad. Por supuesto, para ello resulta fundamental la estrecha comunicación entre las diversas potencias, he ahí la aparición del embajador residente, figura clave para las intensas relaciones diplomáticas llevadas a cabo entre las diferentes fuerzas. En este nuevo mundo que Sforza ayudó crear, de nuevo se erigiría como un poder importante, teniendo a su cargo una de las más eficientes redes de espías de la Península.

Tras la conquista de Milán y el establecimiento de la Liga Italiana, Francesco se dedicaría a fomentar su política interna, para ello dedicando considerable esfuerzo a la construcción de un palacio-fortaleza, el Castello Sforezco. Francesco no sería el gran mecenas que varios de sus sucesores sí fueron, pero sí estableció las bases de que permitirían a estos dedicarse a la política cultural.

Francesco, primer duque Sforza de Milán, moriría en 1466 tras padecer varios años de edema y de la gota. A su muerte su amplio legado pasó a pertenecer a su hijo Galeazzo Maria Sforza, el segundo eslabón de una dinastía que duraría hasta 1535.

La importancia de Francesco en la historia del Bajo Medievo-Renacimiento italiano es considerable. Pertenece plenamente a la última fase de desarrollo del fenómeno histórico de los condottiero. No fue el primero en acabar con un extenso patrimonio; tras la muerte de Gian Galeazzo Visconti en 1402, sus condottieri se repartieron despiadadamente su territorio, creándose pequeños feudos personales, a veces de hasta varias ciudades. Pero ninguno llegó al grado de Francesco Sforza, quien no solo conquistó el más extenso territorio, nada menos que el Gran Ducado de Milán, sino que fue el único en crear una dinastía que sobreviviese su muerte. Lo remarcable, por tanto, es el grado del triunfo de Sforza, la escala de su victoria. Por otro lado, al contribuir Sforza tanto en la creación de la Liga Itálica, con el interés de reforzar su posición ducal, ayudó a la estabilización de la Península Italiana durante la segunda mitad de siglo y a cerrar la puerta para que otros condottieri pudiesen beneficiarse de las guerras y erigirse con el poder como Sforza.

Así es como Francesco Sforza, además de ser el condottiero más exitoso, fue quien sellaría el destino final de las compañías de mercenarios italianos.

Retrto de Francesco Sforza,
por Bonifacio Bembo, c. 1460.
Wikimedia Commons

REFERENCIAS:
Gamberini, A. (2012): “Francesco Sforza. Un condotiero de éxito”, Desperta Ferro. Antigua y medieval, No. 16, 46-51.

Ilardi, V. (1959): “The Italian League, Francesco Sforza, and Charles VII (1454-1461)”, Studies in the Rennaisance, Vol. 6., 129-166

Menniti Ippolito, A. (1998): Dizionario Biografico degli Italiani, Vol. 50. Disponible en: http://www.treccani.it/enciclopedia/francesco-i-sforza-duca-di-milano_%28Dizionario-Biografico%29/

lunes, 9 de diciembre de 2019

La Biografía de Francesco Sforza, II: El Largo Camino a la Domianción

La primera mitad del siglo XV en el Norte italiano estuvo caracterizado por guerra casi constante. Allá por 1402 el gran duque Gian Galeazzo Visconti de Milán había dejado un legado verdaderamente impresionante que abarcaba la mayor parte de Lombardía, además de empezar a extenderse por el Centro peninsular. Sin embargo, la incompetencia de sus sucesores inmediatos conllevó la pérdida de poder, influencia y tierras por parte de Milán, hasta la llegada al poder de Filippo Maria Visconti en 1412, empezaría de nuevo una serie de guerras, las llamadas Guerras de Lombardía, entre el creciente y revitalizado ducado milanés y los estados a su alrededor, organizados en sucesivas ligas.


Mapa de las posesiones de Gian Galeazzo Visconti.
Wikimedia Commons
Atraído por este panorama de caos y guerra llegaría Francesco Sforza a Milán. Contratado como un condottiero entre muchos otros, no contó con la primacía que había gozado en Nápoles, estando ahora bajo el mando del comandante en jefe Carlo Malatesta, líder de las fuerzas milanesas en la Segunda Guerra de Lombardía, 1426-1428; de final desastrosa para Milán, derrotada por Venecia tras la ocupación de Brescia y Bérgamo.

Entre tanta derrota, Sforza consiguió redimirse en la defensa de Lucca ante las tropas florentinas en 1431, lo cual le ganó el agradecimiento del duque Visconti, quien le concedió la mano de su única hija Bianca María, además de algunas tierras y el derecho de portar el apellido Visconti. Este matrimonio habría supuesto una oportunidad increíble para un condottiero como Francesco Sforza, al involucrarlo directamente en la línea de sucesión. Sin embargo Visconti, empezando una dinámica de desconfianza y mentiras que caracterizaría su relación con Sforza, también había prometido la mano a otros pretendientes, entre ellos Lionello d’Este o Carlo Gonzaga, para retener su lealtad.

Naturalmente, esto amargó las relaciones entre Visconti y Sforza, que acabarían por romperse definitivamente en 1434, durante la Cuarta Guerra de Lombardía. Tras conquistar la Marca de Ancona, patrimonio papal, en nombre de Visconti, Sforza fue concedido el territorio por el papa Eugenio IV y nombrado a la postre gonfaloniero de la Iglesia. Visconti tomó esto como traición y repudió a Sforza, quien entonces militó en el bando contrario con las fuerzas de Venecia, Florencia y el Papado.

En 1438 Visconti consiguió aplacar al poderoso condottiero, ahora firmemente asentado en Ancona, ofreciendo dar curso al matrimonio con su hija Bianca. Aun así, mientras tanto enviaba a Niccolò Piccino, gran rival de Francesco Sforza, quien incluso había intentado asesinarlo, a devastar sus tierras. Percatándose de esta traición, la Serenissima ofreció a Francesco Sforza el puesto de capitán del ejército de la liga anti-milanesa. Esto fue demasiado para Visconti, quien accedió finalmente al matrimonio entre Sforza y Bianca, efectuada en Cremona el año 1441, una boda al cual no atendió el duque.

Filippo María Visconti, último
duque Visconti de Milán.
Wikimedia Commons
Los años siguientes verían  a Sforza luchando en el sur, a favor de la dinastía Anjou y en contra del expansionista Alfonso de Aragón, una guerra en la que incluso intervino el propio duque Visconti. Sin embargo, una vez más, el duque empezó a desconfiar de su más poderoso condottiero y asedió Cremona, posesión sforezca. Esto provocó una ofensiva veneciana a favor de Sforza, a quien finalmente Visconti apelaría y apaciguaría nombrándolo capitán general, en el seno de una situación de gravísima crisis, empeorada poco después al fallecer Filippo María Visconti en 1447.

A su muerte, los ciudadanos de Milán, hartos de la explotación de poder llevada a cabo por Visconti, decidieron volver a los orígenes comunitarios de la ciudad y proclamar la República Ambrosiana, ofreciendo a Sforza nada menos que 20.000 ducados para retomar Brescia o Verona, pudiendo además tomar una bajo su posesión. Pese a contra-ofertas venecianas, Sforza llevó esto a cabo, y pudo amenazar directamente la Serenissima.

Llegado este punto, conviene detenerse. A lo largo de una década Sforza había ido reuniendo cada vez más poder en sus manos, convirtiéndose en la figura determinante de la política italiana del momento. Estados enteros se enfrentaban por tenerlo en su bando, y acorde a sus decisiones se dictaban asuntos de alta política. Llegado este punto, a finales de los 1440, no tenía rival que se le comparase en el Norte italiano, y tenía ante sí dos posibles caminos: tomar Venecia, o tomar Milán.

Así fue que en 1450, tras un largo asedio que había provocado revueltas en las calles de la gran urbe, Francesco Sforza entraba el 26 de Febrero a la ciudad que, desesperada y derrotada, le había concedido el título de Duque de Milán. El hijo de un condottiero accedía ahora al gobierno de una de las mayores potencias de la Península Italiana.
Ahora la cuestión era: ¿cómo mantenerlo?

REFERENCIAS:
Gamberini, A. (2012): “Francesco Sforza. Un condotiero de éxito”, Desperta Ferro. Antigua y medieval, No. 16, 46-51.

(2015): “Milan and Lombardy in the Era of the Visconti and the Sforza”, en Gamberini, A. (ed.) A Companion to late Medieval and Early Modern Milan. The Distinctive Features of an Italian State, Brill, Boston. 20-45.

Menniti Ippolito, A. (1998): Dizionario Biografico degli Italiani, Vol. 50.  Disponible en: http://www.treccani.it/enciclopedia/francesco-i-sforza-duca-di-milano_%28Dizionario-Biografico%29/

viernes, 6 de diciembre de 2019

La Biografía de Francesco Sforza, I: Sforza Origins

Modelo de príncipe nuovo según Maquiavelo y ampliamente reconocido y admirado por sus contemporáneos, la extraordinaria vida de Francesco Sforza atrajo la atención de todos durante su vida. Pasó de ser un simple soldado a convertirse en uno de los hombres más poderosos de la Península Italiana.

Nacido en 1401 de la unión de Muzio Attendolo Sforza y Lucia Torsiano, no formaba parte de una familia de origen noble: su padre Muzio se había ganado la prestigiosa posición de Gran Condestable de Nápoles por su brillantez y fuerza en el campo de batalla. Pese a la evidente riqueza de la familia, Francesco Sforza e incluso sus descendientes del Cinquecento sería llamado de manera peyorativa un rustici (“pueblerino”) por sus críticos contemporáneos.
Miniatura de Muzio Attendolo Sforza,
Siglo XV. Wikimedia Commons

Su infancia es en gran medida desconocida, pero se sabe que pasó sus primeros años en la corte de Ferrara antes de vivir en la corte de Alfonso de Aragón, señor de Nápoles, desde 1411. Una vez creció lo suficiente, su padre Muzio juzgó que la hora había llegado de iniciar a su hijo Francesco en el negocio de la guerra que tanto había enriquecido la familia, cuyo apellido Sforza había empezado como un sobrenombre significando “Fuerte”.

El joven Francesco sería introducido por su padre al violento y competitivo mundo de los condittieri, luchando en su primera batalla contra el gran rival de su padre Muzio: Braccio da Montone. Un antiguo compañero de Muzio, ambos habían sido discípulos de uno de los grandes condottiero del Trecento: Alberico de Barbiana, un lazo que solo sirvió para fomentar una enemistad que Muzio legaba a su hijo. Durante su primera batalla Francesco, a los dieciséis años, demostró gran ímpetu y coraje, hasta el punto de merecerse un cinturón militar y se nombrado como capitán. En 1419 Muzio casa su hijo Francesco con la que sería su primera esposa: Polisenna, hija de Carlo (II) Ruffo, conde de Montalto. Sin embargo el matrimonio será breve: en 1420 Polisenna muere, legando a Francesco considerable posesiones en Calabria.

Los años siguientes verán a padre e hijo inmerso en el caos de la guerra entre Alfonso de Aragón y Luis de Anjou por la sucesión de Juana al reino de Nápoles. Leal al estereotipo de mercenario, Muzio buscó siempre el máximo beneficio, cambiando de bando conforme le venía mejor, proporcionándole a su joven hijo Francesco una lección en puro cinismo político.

Fragmento de la batalla de San Romano de
Paolo Ucello. Wikipedia
Sin embargo, Muzio murió en 1424, y la compañía votó inmediatamente a Francesco como sucesor al mando de la poderosa máquina de guerra que su padre había forjado a lo largo de las sucesivas campañas. Viendo cómo se desarrollaba este panorama, la reina Juana rápidamente vio que el apoyo de Francesco sería vital y lo reconoció como heredero de los feudos coleccionados por Muzio: Benevento, Ariano, Manfredonia y otros castillos menores. Como respuesta Francesco se unió al bando de la reina napolitana y asestó una gran derrota al antiguo amo de su padre, Alfonso de Aragón, en cuya corte Francesco había pasado parte de su infancia.

Estabilizada la situación, o al menos pagado lo debido, Francesco partió en busca de nuevos contratos, nuevas condotta. El primero fue con el señor de Foligno, Corrado Trinci. No obstante, en el norte la actividad del ambicioso duque de Milán, Filippo María Visconti, le había ganado numerosos enemigos, entre ellos la poderosa Venecia. En 1425, el poderoso duque milanés contaría entre sus tropas con el jovencísimo condottiero, curtido en las guerras del Sur italiano, Francesco Sforza.

REFERENCIAS:
Covini, N. (2004): “Guerra e relazioni diplomatiche in Italia (seccoli XIV-XV): la dimplomazia dei condottieri”, XXXI Semana de Estudios Medievales Estella, 18 a 22 de julio de 2004, 163-198.

Gamberini, A. (2012): “Francesco Sforza. Un condotiero de éxito”, Desperta Ferro. Antigua y medieval, No. 16, 46-51.

Menniti Ippolito, A. (1998): Dizionario Biografico degli Italiani, Vol. 50. Disponible en: http://www.treccani.it/enciclopedia/francesco-i-sforza-duca-di-milano_%28Dizionario-Biografico%29/

miércoles, 4 de diciembre de 2019

Experimento de Photoshop con el Castello Sforezco

El castillo de Milán, el llamado Castello Sforezco en italiano, es una construcción que debe sus inicios a los esfuerzos de los duques Visconti y que fue enormemente expandida por el primer duque de la dinastía Sforza, nuestro favorito condottiero usurpador, Francesco Sforza. 

Castello Sforezco desde lo alto,
fotografía de Wikimedia Commons
La imagen actual del Castello Sforezco se debe en gran medida a la actividad de Francesco Sforza, que hizo del castillo su palacio residencial en la ciudad de Milán, siguiendo la inspiración de los grandes centros palaciegos italianos de la época. De planta cuadrangular, estaba inserta en la muralla de la ciudad, siendo el lado que da al exterior aquel que goza de las dos torres cuadrangulares. El otro extremo mirando hacia la ciudad al Sur y al Este, poseía torres circulares en sus esquinas, siendo su propósito servir como plataformas de artillería y armas de fuego. En el centro de esta muralla sur se encuentra además la famosa Torre de Filarete, llamada así por el nombre de su creador, el arquitecto Filarete.

Como se puede notar en este plano, modificado mediante el software Photoshop que logré usar tras mucho dolor cual Homo Erectus descubriendo el fuego, el Castello se divide en tres grandes partes, coincidentes con las tres grandes Cortes. La mayor de ellas, mirando al sur, es la llamada Corte Maggiore, hoy día decorada con jardines. Más al norte nos encontramos con dos cortes más pequeñas: al norte la Corte Ducale, rodeado por las residencias en forma de U de los antiguos duques Sforza; y al oeste la más pequeña Cortille della Rocchetta, en punto más resguardado y defensible del palacio, diseñado como último punto de defensa en caso de un asalto.
Por último, me veo obligado a mencionar que, como suele darse el caso, gran parte de este Castello es de construcción del siglo XIX, tras los destrozos causados por las guerras de la Edad Moderna. Así es que en época de Francesco Sforza el Castello habría contado además con un cinta defensiva externa, llamada la Ghirlanda que hoy sobrevive en muy pocos casos.

Si queréis más información, os recomiendo que visitéis la página oficial del Castello Sforezco, que os puede ofrecer información muchísima más completa que mis breves intentos. 

martes, 3 de diciembre de 2019

Enriquecerse como un condottiero

Buenas tardes a todos y a todas.

A continuación voy a subir una infografía que yo creo nos puede servir para condensar y presentar brevemente las oportunidad económicas de una compañía de mercenarios medieval italiana y cómo manejarla bien.

Claramente, no va muy en serio. Y sí, es un adelanto para una futura entrada.

miércoles, 9 de octubre de 2019

¿Qué es un Condottiero?

                                                       Vídeo cortesía de YouTube.

Quizás el pobre lector que tenga la mala suerte de encontrarse con este blog se habrá preguntado qué exactamente es un condottiero. ¿Por qué es tan importante que nuestro protagonista Francesco Sforza haya sido uno? Pues seguidamente le responderé, voz incorpórea dentro de mi cabeza.

Condottiero proviene de la palabra italiana condotta, que se traduce como contrato, lo cual explica de manera bastante sucinta la manera de empleo de los condottieri: eran contratados por los ricos hombres de negocios que gobernaban las ciudades italianas pero quienes sin embargo no querían ensuciarse las manos con la guerra. He ahí que contrataran a cuerpos de soldados, mercenarios, para que hiciesen su trabajo por ellos.

Pasaron de una presencia bastante mínima a una rápida y extensa difusión a inicios del siglo XIV, y siguiendo en la tradición de las Grandes Compañías del resto de la Europa Occidental, durante el siglo XIV los mercenarios contratados eran en su mayor parte nada menos que extranjeros como el famoso conocido de John Hawkwood. Ya en tiempos de Hawkwood los condotta cesaban de ser meras asociaciones puramente temporales a verdaderas organizaciones militares permanentes y coherentes.

Retrato de Francesco Sforza, c. 1460,
por Bonifacio Bembo, Pinacoteca de Brera, Milán. Wikipedia
A partir de 1380 aproximadamente el panorama empieza a cambiar: los grandes aventureros como el inglés Hawkwood dejan paso a condottieri formados en cuanto a sus altos mandos y los soldados por italianos. Tal es el caso de nuestro personaje, Francesco Sforza, hijo de Muzio Attendolo Sforza, que llegó al mundo del mercenariazgo italiano cuando los capitanes no eran meros aventureros sino generales de ascendencia aristocrática, como en su caso. A partir de la sistematización del poder de los condottieri se explica su mayor relevancia en la política italiana, en la que llegan a ser figuras de gran actividad y relevancia.


REFERENCIA:

Contamin, P. (1984): La guerra en la Edad Media, Editorial Labor, Barcelona



miércoles, 25 de septiembre de 2019

Entrada Inaugural.

Hoy, el día 25 de Septiembre de 2019, inauguro este blog dedicado a la historia de Francisco Sforza, que vivió entre… Hum. No me gusta este inicio. Le falta algo, ¿sabéis? Algo de fuerza, o pomposidad, o poder. No siento que este sea el blog de una persona como Francesco Sforza, el jefe de mercenarios que consiguió hacerse con el trono del poderoso ducado de Milán a partir del caos de intriga y guerra que fue la Italia del siglo XV. No, no podemos empezar este blog con una primera entrada tan ordinaria, tan normal.

Y fruto de este breve instante de crisis existencial tenemos la siguiente introducción. Contemplad su maravilla y temblad (si apetece):

Escribano, Wikimedia Commons
El día duodécimo del mes de Septiembre (acorde al calendario juliano), anno domini 2019, inauguramos sin demora ni desaliento y con considerable orgullo y placer por recibir esta honrosa tarea por la gracia de Dios, los Santos Evangelios y Vuestra Merced ducal este documento electrónico etéreo dedicado a la memoria del gran Duque de Milán, Dux Francisco I del glorioso linaje de lo Sforza, ejemplo de honra, piedad y victoria. La encomendable tarea a la cual me presto supone la recopilación en un documento de las diversas crónicas de los acontecimientos transcurridos durante la vida del glorioso Dux.

Nuestra pluma, encargada por Vuestra Merced, bailará gloriosamente sobre nuestro pergamino digital en gloria del Gran Dux, cuyo recuerdo es menester mantener vivo en nuestros corazones y divinas almas, siendo nuestro propósito narrar las grandes aventuras de su ilustre vida y la grave situación de la bella pero confusa tierra italiana en la cual transcurrió la vida del Gran Dux. Tal como nos encomendó Vuestra Merced, tenemos la plena intención de pregonar la historia de nuestro aristocrático sujeto, príncipe de naciones, a lo más alto de nuestros pulmones digitales, siendo nuestro ferviente deseo poder complacer el deseo de Vuestra Merced de extender el recuerdo de nuestro glorioso señor de la guerra por toda la faz de la Tierra donde la lengua sea de índole civilizada e ibérica y las gentes honradas y de buena disposición.


Así, vale, ¿no? Creo que esto satisface aquel duendecillo dentro de mi cabeza que insiste con incesantes gritos que proporcione a un blog de Francisco Sforza una introducción propia de un personaje histórico que lideró una banda de mercenarios a victoria tras victoria y al cual le fue entregado, voluntariamente, la posición de duque por la mismísima ciudad de Milán.

Pero con toda seriedad, este es un blog dedicado a la historia de Francisco Sforza que tiene la intención no de crear una plataforma de elogio como insistía nuestro Escribano de hace dos párrafos, sino usar el icono de condottiero paradigmático que fue nuestro Duque de Milán para presentar con intención divulgativa la historia de la Italia de la Baja Edad Media. Ésta es la época del Quattrocento, de Masaccio, Piero della Francesca y Donatello (no el tortuga ninja), de grandes pensadores como Maquiavelo y la época de pleno desarrollo del Renacimiento. Sin embargo, fue también la época de los condottieri, líderes de las numerosas compañías de mercenarios que habían recorrido Italia desde el siglo XII; de dura intriga política, de conspiraciones y alianzas, de gloriosos imperios financieros y decadentes imperios comerciales, del Pontificado corrupto anterior a la Contrarreforma. El siglo XV italiano no solo consiste en pintura, escultura, arquitectura y cultura; los contemporáneos de los grandes artistas eran despiadados políticos e inteligentes señores de la guerra, oportunistas beneficiándose del caos de la Península.

Un panel de casón con el ejército de César triunfando en la batalla,
El Maestro de Marradi, Wikimedia Commons
¿Y quienes simbolizan de manera más plena este lado más sangriento y conspiratorio del siglo XV italiano? Los condottieri, productos del caos político y militar. ¿Y el más grande de estos condotieri? Francisco Sforza, quien empezó como hijo de un condottiero napolitano llamad Muzio Attendolo pero murió como duque de uno de las más importantes potencias del panorama italiano. Milán.

Veamos su historia, ¿no?


Experimentos con Genopro

Hace relativamente poco conocí la existencia de un programa descargable llamada GenoPro . Una más de la miríada de opciones existentes onli...